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Tenía 3 años y le gustaba esconderse en los rincones y escalar todo lo que se le pusiera enfrente. Pero no le bastaron los árboles del patio y las rejas de la fruta que sus papás, indígenas, vendían en Terán. Quiso subir hasta el cielo. Como medio de transporte escogió el tanque de su casa.
El escritor francés Patrick Johansonn dedicó Flor sin Raíz a los niños indígenas de México. Va para Isaías, en la narración de Ganso Iván Martínez.