Si eres un ser humano tienes ombligo. Sólo uno. Ese ombligo te alimentó mientras te formabas en la pancita de tu madre. Su trabajo llegó a su fin cuando naciste. Tal vez no sabes que hay un segundo ombligo, uno que sacia la otra hambre, la del espíritu. Su trabajo no termina nunca.   ¡Es  una estación de radio!

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